
¡Bang!¡ Bang!, estás liquidado!
Si, definitivamente, ese era el disco. Mientras sonaba la parabellum, él apretaba el gatillo. Al jóven lobo, le bastó con disparar diecisiete palabras, repartidas en dos mensajes, para provocarle un vuelco a tu corazón. Tus emociones comenzaron a girar como un trompo sobre sí mismas, desatando un torbellino de recuerdos. La nostalgia se vistió de sonrisa y una serie momentos se te aparecieron, uno atrás del otro, estrepitosamente. De todos esos, elegís quedarte abrigada en uno: el del calor de su cuerpo cuando te abrazaba y te hacía sentir que todo estaba bien. Lo extrañas.
Si, definitivamente, ese era el disco. Mientras sonaba la parabellum, él apretaba el gatillo. Al jóven lobo, le bastó con disparar diecisiete palabras, repartidas en dos mensajes, para provocarle un vuelco a tu corazón. Tus emociones comenzaron a girar como un trompo sobre sí mismas, desatando un torbellino de recuerdos. La nostalgia se vistió de sonrisa y una serie momentos se te aparecieron, uno atrás del otro, estrepitosamente. De todos esos, elegís quedarte abrigada en uno: el del calor de su cuerpo cuando te abrazaba y te hacía sentir que todo estaba bien. Lo extrañas.
Siempre lo supe. Ese era mi lujo, y aunque hoy me digas que nuestra estrella se agotó, no puedo evitar quererte un poco más.


