
Palabras filosas que cortan el aire. No podés respirar. Te ahogaste con tu propia saliva mientras dejabas salir la ira contenida. El ambiente se impregnó de una triste humedad que empañó tu Alegría, ahora vestida de azul.
Ves vidrios rotos esparcidos en el piso, pero en lugar de juntarlos, los dejás ahí. No querés lastimarte más.