
Parada en la esquina como tantas otras noches que imaginaste, esperando, verlo caminar casualmente hacia vos. Esta vez no era tu imaginación, tampoco casualidad. Las casualidades no existen. ¿Destino? Eso tendría mucho más sentido. De repente, a tu alrededor reaparecía el país de las maravillas, al compás de tu pulso acelerado. -Estás respirando muy fuerte- te dijo ella (nadie mejor hubiera podido entenderlo) y te abrazó. Te dejó con él, y caminaron juntos un rato, como antes, como siempre. Más de una vez se miraron nostálgicos, con ganas. Sí. Emanaban ganas por los ojos, por la piel. Pero todavía quedaban peros, peros obstáculos, y los dos lo sabían muy bien. Se dijeron y esperaron volver a verse. Te abrazó fuerte, tanto que creíste desarmarte en sus brazos. No sería la primera vez. Entre esos abrazos se quedaron las ganas y un "te quiero" que te acarició el corazón.
¿Esto es reciente? Tenemos que salir juntas pronto.
ResponderEliminarDefinitivamente!
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