Y entró sin pedir permiso. Difusos momentos guardados en un festín de colores brillantes, risas y murmullos de mi mundo sobredimensionado. Y es que reír era tan fácil. Éramos todos canción y poema. Abrazos y rondas. Pero hoy callaron sus voces y escondieron sus brazos. Mi mundo es diferente, las sonrisas cuestan más.
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